Creer para Ver
La obra de Jesús de Nazaret sólo
puede ser comprendida desde la fe en El. El mensaje y la obra de Jesús
corresponden al plan salvador de Dios Padre y, por tanto, al abrir las puertas
de la mente y el corazón a la presencia de Jesús; haciendo en nuestra vida su
voluntad y viviendo como discípulos suyos en la Iglesia, podemos alcanzar ser
testigos de su poder transformador en todo lo que somos y hacemos.
Así pasó con Jairo, cuando al
acercarse a Jesús para pedir la sanación de su hija, fue recompensado por
mostrar una fe auténtica en el poder salvador de Jesús; en el mismo relato de
esta curación, la mujer hemorroisa fue sanada por su fe. (cf. Mc. 5,21-43) Hoy
el evangelio nos muestra la otra cara de la moneda, al escenario entran los que
no creen en la obra de Jesús. Se trata de los habitantes de Nazaret; que a pesar
de conocer a Jesús, no supieron reconocer en él al Mesías y Señor.
El evangelista Marcos nos cuenta cómo
los hombres y mujeres de la tierra de Jesús le rechazan; y este rechazo,
imposibilita la obra salvadora del Cristo entre ellos. “Sólo curó a algunos
enfermos imponiéndoles las manos”, sin embargo la sentencia del escritor
sagrado es dura: “no pudo (Jesús) hacer allí ningún milagro”. Llevado a nuestra
vida, este relato se convierte en una acusación para quienes a pesar de conocer
a Jesús, se cierran a ver su obra salvadora y transformadora en su vida por su
poca fe.
Cabe decir entonces que hoy en día
no hace falta ver para creer, sino creer para poder ver. Y la fe que Jesús nos
exige, va mucho más allá de profesar con nuestros labios que creemos en Dios.
La fe que agrada a Dios debe ir acompañada de una total sumisión a su voluntad.
Se trata de hacer lo que Él nos dice, viviendo el mandamiento del amor a Él
sobre todas las cosas, que se concreta y se hace auténtico en la práctica del
amor al prójimo, como Cristo nos enseñó.
Tarea
de la semana: Revisemos nuestro vivir cristiano a la luz de esta palabra y
mostremos a Dios una fe que le agrade, fe que se hace obra. Sólo así podremos
ver los milagros de Dios en nuestra vida.
Pbro. José Francisco Álvarez
Párroco de Choroní