jueves, 9 de septiembre de 2010

LA VIDA ES UN BANQUETE

En el Evangelio de San Mateo, Jesucristo compara el Reino de Dios con un banquete de bodas; es decir, con una fiesta en donde, para los invitados, el rey ha preparado y dispuesto la mejor comida y bebida. Pero a la hora de la celebración, ninguno de los invitados asiste. La invitación, es puesta por debajo de mil excusas y justificaciones, que hacen imposible la asistencia de los convidados al banquete. Ante esta inesperada respuesta, el rey envía a sus criados a invitar a todos los que encuentren en los caminos, en las calles; malos y buenos. Y dice el evangelio, que la sala de festejo se llenó de gente; pero que sólo uno de ellos no llevaba el traje de fiesta y por esto fue sacado de la sala, por orden del rey.

Este banquete del que habla Jesucristo, no es otro que el banquete de la vida, al cual todos estamos invitados. Es la fiesta de la vida que Dios ha dispuesto para cada uno de nosotros. Se trata del Reino de Dios anunciado por Jesucristo, que en el mundo debe ser edificado; la civilización del amor de la cual somos constructores. La vida es un banquete, y para que disfrutes de la fiesta de tu vida; Dios ha servido para ti platos llenos de personas que te aman y valoran, que lo han dado todo por ti y están dispuestos a seguirlo entregando todo por tu bienestar. Dios ha servido para ti una comida llamada familia; que debes saborear y disfrutar. En la mesa del banquete de tu vida hay fuentes repletas de amigos que esperan ser valorados y queridos por ti. A su vez, tu también eres comida en el banquete de la vida de otros; y de ti depende ser una buena comida puesta para que otros la disfruten.

En esta fiesta, hay también algunas mesas servidas con platos que no nos agradan, pero que al comerlos nos aportan vitaminas que nos hacen crecer, que agudizan nuestra vista o que fortalecen nuestro cuerpo. Estos alimentos servidos en el banquete de tu vida, son los problemas; son aquellos momentos de dolor y tristeza, que al enfrentarlos y asimilarlos se transforman en fuente de crecimiento, dando a tu vida una nueva forma de relacionarte con el mundo, con los otros, y con Dios. Sin embargo, para poder disfrutar de este banquete, se nos exige llevar puesto el traje de fiesta. Es decir; tenemos que vestirnos con la ropa del amor, del optimismo y de la alegría. Es necesario calzarnos con los zapatos de la solidaridad y del perdón para hacer de la fiesta de nuestra vida, un momento en el que otros se regocijen y nosotros seamos agradecidos.

Es muy importante recordar, que quien nos invita a este banquete es Dios; y por tanto, el está presente en la fiesta. El sirve la comida para ti, y se hace a sí mismo plato de comida del cual tu puedas alimentarte. En el banquete de tu vida Dios se hace banquete eucarístico; él mismo se ofrece para ti, con su cuerpo y con su sangre, para ser alimento de vida eterna, bebida de salvación. Así que, cuando hay muchos que viven su vida como un sepelio y otros que la convierten en un comercio, vive tu vida como un banquete. Dios ya te ha invitado, la mesa esta servida, sólo falta que tú te sientes y empieces a disfrutar de lo que Dios ha preparado con amor para ti, su reino en tu vida.

1 comentario:

  1. Hola..!! Feliz tarde..!! Es muy cierto su reflexión acerca del pasaje del evangelio... tenemos que vestirno con el traje del amor y del perdon, de solidaridad y tolerancia para poder lograr cambios en nuestra sociedad y cambios en nosotros mismos..!!!

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