jueves, 9 de septiembre de 2010

La vida llena del Espíritu Santo

San Pablo en su carta a los Efesios (5,18) nos pide que seamos llenos del Espíritu Santo. Ser llenos del Espíritu Santo es lo mismo que estar controlados por la fuerza de este Espíritu; ser poseídos, llevados, guiados. Sucede como con un borracho dominado por el alcohol. Y si el alcohol puede controlar tanto a una persona (ejemplo del borrachito de la redoma del avión) cuanto más puede hacer el Espíritu Santo en nosotros si nos dejamos conducir por el Espíritu Santo. Necesitas esta presencia en tu vida para que tus enfermedades estén de ahora en adelante controladas por el Espíritu Santo. Recuerda que Jesús al proclamar su misión dijo: “El Espíritu Santo está sobre mi porque el me ha ungido, para liberar a los cautivos, sanar a los enfermos, etc”.


Es el Espíritu Santo quien con Jesús te sana. Jesús actúa con la fuerza del Espíritu Santo; nunca sin él. Asi que cuando invocas al Espíritu santo sobre tu enfermedad, sobre tu preocupación, sobre tus problemas, sobre tus ataduras; Jesús viene a curarte por medio de su poder. Jesús nos dijo: “y yo les enviaré otro consolador”; él fue el primer consolador; ahora nos envía la presencia del Dios Espíritu Santo para que él tome control sobre tu vida, sobre todos los aspectos de tu vida.

Por eso decimos que el Espíritu Santo es Unción, es Viento, es Agua, es Fuego.

Cuando el Espíritu santo llena tu vida sucede lo mismo que con un barco de Velas.

¿Pero como reconoces que estás lleno del Espíritu Santo?

En primer lugar tu vida cambiará, tus conversaciones serán diferentes: tus palabras ahora alentarán a todos, tu vida será alegría, darás gracias por todo y serás un siervo. Todo cambiará en ti: una persona llena del Espíritu Santo nunca podría decir: ¿Quién eres tu para decirme lo que yo tengo que hacer? El Espíritu Santo es aquel que lleva del caos al cosmos, del desorden al orden, de la confusión a la armonía, de la deformidad a la belleza, por eso decimos en la oración: crea y renueva la faz de la tierra.

El Espíritu Santo es el mejor psiquiatra y psicoanalista del mundo.
Cristo sabía que no podríamos vivir el cristianismo sin la ayuda del Espíritu Santo. Fíjate en los apóstoles reunidos porque tenían miedo, pero cuando llegó el Espíritu Santo, ¿Qué pasó?

Es por el Espíritu Santo que podrás perdonar, dar gracias a Dios por todo, glorificar a Jesús, en una palabra, es por el Espíritu Santo que podrás amar.

Recuerda lo que nos dice zacarías: no es con tu poder, sino con el espíritu de Yaveh.

El Espíritu Santo te vivifica, recuerda a Adán, “Dios sopló sobre él y se incorporó”. Recuerda a los huesos secos.

Pero para recibir este Espíritu, no basta con decir ven Espiritu Santo. Es necesario morir para vivir. Morir al pecado, a la carne, para poder vivir del Espíritu.

Y cuando comiences a vivir de este Espíritu; el será tu poder, “Y el poder del altísimo te cubrirá con su sombra”, “Mas yo estoy lleno del Espiritu de Yaveh, de su poder y fuerza” (Miqueas 3,8). El será tu gran defensor: ¿quien crees que es el que te protege de los ataques de Satanás? Es el Espíritu Santo. Fijate lo que dice Isaías: porque vendrá el enemigo, mas como un rio el Espíritu de Dios levantará bandera contra él.

La solución a tus problemas está en dejar de hacer resistencia al Espíritu Santo, en apagarlo, en entristecerlo. Y lo entristecemos cuando no perdonamos, cuando llenamos nuestra boca de malas palabras, cuando no amamos.

Estebán dice a los judíos en su discurso en hechos 7,51: “duros de cervíz, ustedes resisten siempre al Espíritu Santo”. San pablo nos dice: “no entristezcan al Espíritu Santo” (Ef 4,30).

Al ser una persona el Espíritu Santo puede ser resistido, apagado, entristecido. Y entonces simplemente se irá. No quedará espacio en tu corazón para el Espíritu Santo.

Recordemos a Saúl, o a Sansón. Los abandonó el Espíritu Santo y Saúl murió, Sansón perdió las fuerzas. Todos tenemos al Espíritu Santo en nosotros por el bautismo, pero no todos de la misma manera. Algunos lo han apagado, entristecido, despedido de sus vidas. Por eso Pablo dijo a los efesios (5,18), hombres y mujeres bautizados desde tiempo atrás: “llénense del Espíritu Santo”. El quiere recobrar espacios en ti. Por eso en vez de decir al Espíritu Santo: dame más de ti, debemos decirle: toma más de mi.

Es Espíritu Santo es tu ayudador, tu consolador, tu abogado. El te ayuda a conseguir la sanidad que necesitas, la capacidad para perdonar, amar. El quiere glorificar a Jesús en Ti.

Y entonces ¿ no es hora de que levantes tus manos al cielo y digas: Espíritu Santo tu eres mi ayudador, te necesito, me ayudas ahora? Cuando digas esas palabras de corazón y con fe el pondrá su mano sobre ti y algo maravilloso pasará. El actúa cuando quiere, donde quiere y como quiere. (Ejemplo del baño y la poceta). Del hombre en el avión. El Espíritu Santo viene donde es amado, donde es invitado, donde es esperado.

Pero no podemos invitar al Espíritu Santo a llenarnos, con tal y deje todo como estaba. Lo que el Espíritu toca, él lo cambia.

¿Estas dispuesto a recibir en tu vida esta presencia de Dios Espíritu Santo? Si? Entonces preparate para ver maravillas en tu vida y alrededor de ti,

2 comentarios:

  1. Maravillosa reflexion ...!!! necesitamos a traves de este medio ,compartir estos temas, y poder decir si,Espiritu Santo te recibo en mi vida y estoy dispuesta a ver tus maravillas...!!! Gracias ! Lo felicito

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  2. Gracias Raisa, espero que corras la voz la vida debe estar llena del Espiritu Santo. Dios te bendiga.

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