María intercede por nosotros
Los hermanos esperados, separados o protestantes, afirman que Jesús es el único intercesor ante Dios Padre; cosa que es cierta, pero que no excluye el oficio intercesor de María ante su hijo Jesús.
Para hablar de la Intercesión de María vayamos al capítulo 2 del Evangelio de San Juan. Allí se nos relata que Jesús, acompañado de sus discípulos fue a una fiesta de boda, y también estaba María, su madre. Aconteció que se acabo el vino y María dijo a su hijo Jesús: no les queda vino. En estas palabras de María hacia su hijo, se recoge la plegaria de una pareja que padece una necesidad: no tienen vino para seguir la fiesta. María se hace portavoz, intercesora, mediadora, entre estos esposos y el hacedor del milagro: Jesús, su hijo.
El relato continúa diciendo que María, dirigiéndose a los mesoneros les dice: hagan lo que El les dice. Allí podemos ver con claridad que María sabe muy bien el lugar que ocupa al lado de su hijo. El es a quien debemos seguir, a quien debemos obedecer, a quien debemos escuchar. Además, ella es la primera discípula de Cristo y por esto modelo de todo cristiano.
Sucedió entonces que Jesús, para satisfacer el deseo de su madre, convierte seis cantaros de agua en buen vino. ¿Y todo gracias a quien? A la intervención de María, su madre.
Además, contamos con otros relatos de intercesión en los evangelios que nos aclaran el hecho de que en la relación con Jesús, contamos con la ayuda de quienes interceden por nuestras necesidades. Miremos por ejemplo, en el capítulo 7 de Lucas, en el versículo 4. Allí el evangelista nos cuenta que un oficial romano tenía un criado enfermo y para ayudarle manda a llamar a Jesús. Los enviados son unos ancianos judíos que al acercarse a Jesús le dicen: "merece que le concedes lo que pide, porque ama a nuestro pueblo y ha sido él quien nos ha edificado la sinagoga" (Lc 7,4-5). Jesús, sin ni siquiera llegar a la casa del oficial romano le concedió lo que pedía por medio de la intercesión de estos buenos hombres. Así pues, si Jesús es capaz de complacer la suplica de estos nobles judíos, ?que no será capaz de darnos por la intercesión de su madre María?
Este oficio mediador, nos hace acércanos a María en la oración para confiarle nuestras necesidades y deseos, de modo que ella, que comparte la gloria del cielo con su Hijo, interceda y nos alcance el milagro de Jesús.
La hemos aceptado como Madre
En el capítulo 19 del Evangelio de San Juan encontramos una escena conmovedora y fundamental para dar basamento bíblico a la relación de todo cristiano con la madre de Jesús. Allí se nos cuenta que Jesús, muriendo en la cruz, viendo a su madre y junto a ella al discípulo que más quería le dijo: mujer ahí tienes a tu hijo. Luego dijo al discípulo: hijo ahí tienes a tu madre. Y termina el evangelista Juan añadiendo que desde ese día recibió a María en su casa.
Juan, al pie de la cruz representa a la Iglesia naciente, en el están representados todos los discípulos de Jesús. Juan es discípulo, por tanto, es cristiano, y de Jesús recibe un mandato: aceptar a María como madre. Ella es la madre de los discípulos de Jesús. Por tanto, nadie puede llamarse cristiano si no reconoce a maría como su madre, es decir, si no la recibe en su casa. Ella, desde esa hora crucial en la vida de Jesús, es la madre de la Iglesia, es la madre de los discípulos de su hijo. Y por eso, no nos ha de extrañar que después la encontremos reunida con los discípulos de Jesús, orando a la espera del Espíritu Santo prometido por Jesús.
Dichosa me llamaran todas las generaciones
Nosotros somos esa generación que le llama dichosa porque ha creído, porque gracias a ella hemos sido salvados en Jesús, el fruto de su vientre. Además, cuando rezamos el Ave María, no estamos blasfemando en contra de la Gloria de Dios, al contrario, nos estamos haciendo eco de las palabras del Ángel Gabriel que le dice: Salve María, llena eres de Gracias. Y continuamos diciendo con Isabel: Bendita eres entre todas las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. Son palabras pronunciadas por un ángel enviado por Dios e inspiradas por el Espíritu Santo en Isabel, su prima.
Así que, venerar a María es reconocer que gracias a su colaboración en el misterio de la redención, podemos llamarnos hoy cristianos.
En conclusión, María no se atribuye la Gloria que solo pertenece a Dios. Ella, al contrario, busca, quiere y desea que: hagamos lo que Jesús nos dice y nos lleva de la mano a Jesús, de quien es la primera discípula y evangelizadora. Ella es miembro preeminente de la Iglesia y modelo para todo cristiano.
No temas en recibirla como Madre y mucho menos en acudir a ella en oración, ya que Jesús te la ha dado como Madre y nos mostro en su primer milagro en Cana, que ella intercede ante El para alcanzarnos las gracias que necesitamos para ser mejores Cristianos.
Estoy totalmente de acuerdo con Ud. Padre Jose Francisco. Resulta que los evangelicos, los testigos de jeova y otras religiones desconocen a la Madre de Jesus. Nosotros los catolicos la reconocemos y la amamos (sobre todo yo)le tengo mucha fe, ella me ha ayudado mucho, por supuesto que amo a nuestro Señor por sobre todas las cosas. Pero los evangelicos son de los que me han dicho inclusive que rompa las imagenes de mis santos, porque segun ellos no deben ser adorados y no entienden el significado que para mi representan, nunca cambiaria mi religion y nunca destruire ninguna de mis imagenes porque yo rezo y les pido, se que por su intercesion el Señor Jesus me ha concedido muchos favores, le pido su Bendicion.
ResponderEliminarQUE HERMOSA EXPLICACION, GRACIAS POR COMPARTIRLA....Y ASI ES VIVA MAMITA MARIA
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