No dejéis de meter el evangelio en vuestras maletas...
Recordó que en el pasaje evangélico de este domingo, en el que Jesús dice: “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados”, el Papa nos invitó a leer este evangelio como fuente de “descanso y serenidad” para las vacaciones sabiendo que “La fe en su presencia nos ofrece la serenidad de quien se sabe siempre amado por el Padre”. El Papa dejó una consigna: “Dejemos amplio espacio a la lectura de la Palabra de Dios, en particular al Evangelio, que no dejaréis de meter en vuestras maletas en estas vacaciones!”.
Dar mayor importancia al diálogo y escuchar sin mirar el reloj: En tiempo de vacaciones las conversaciones pueden y deben ser más relajadas y aprovechar el tiempo de descanso para tratar temas más profundos. Recordar los abuelos y amigos: En las vacaciones se pueden crear lazos de unión mucho más estrechos e íntimos entre padres e hijos, entre nietos y abuelos, entre tíos y primos. Debemos disfrutar las vacaciones con sobriedad y con agradecimiento como exigencia moral de un mínimo de apoyo con los que no las tienen porque no pueden.
La vida cristiana, no lo olvidemos, es el tesoro más grande que Dios nos ha dado por ello práctica más intensamente los sacramentos de la Eucaristía y la confesión y/o algunos actos de piedad como son: visitas al Santísimo, le rezo del Ángelus, el Rosario, visita algún santuario. Procura cada día que una frase del Evangelio te guíe a lo largo de la jornada. Dios no se toma vacaciones en su búsqueda de amor al hombre. Las vacaciones pueden ser tiempo excepcional para salir al encuentro de Cristo en los demás. Y es que en verano, seguimos siendo cristianos. Es más, tenemos una magnífica oportunidad de serlo y de demostrarlo por ejemplo: no te olvides de los que sufren por la enfermedad o dolor del alma, puedes aprovechar este periodo para visitarlos.
Reza por las vocaciones y por los misioneros: El verano es el momento en que miles de jóvenes hacen la experiencia vocacional para descubrir el llamado de Dios ya sea al sacerdocio, a la vida religiosa o consagrada. Cientos de jóvenes dejan sus vacaciones para dedicarse a la evangelización ahí donde haga falta.
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